miércoles, 26 de marzo de 2014

Relato Corto - Rutina

Es otro lunes en el que me levanto de la cama medio dormido sin más motivo aparente para hacerlo que el irritante sonido del despertador. Con los ojos cerrados como si de plomo estuvieran hechos mis párpados, me dirijo hacia el cuarto de baño, arrastrando desganado y casi sin fuerzas las babuchas de andar por casa que ,sobre mis calcetines, mis pies calzan. Tras afrontar el pasillo y avanzar en zig-zag retumbando entre sus paredes, consigo llegar al baño. Intuitivamente y sin abrir los ojos pulso el interruptor, y definitivamente tras un par de segundos y unos destellos intermitentes, se encienden las luces. ¿Acaso conoció el hombre sensación mas desagradable que esta? Como si me estuvieran quemando la retina, frunzo el ceño y fuerte, cierro mis párpados, pero el daño ya esta hecho, no hay vuelta atrás. Así que me dispongo a abrir el grifo con el dubitativo propósito de lavarme la cara, para así quitarme las legañas que me impedían abrir los ojos de forma total.

Tras esta cruel tortura mañanera, pongo al fuego algo de café que sobró del día anterior, cojo una tacita y ahí lo vierto, más por fuera que por dentro, por mi cansancio supongo. Me siento tranquilamente en la mesa de la cocina y sintonizo una cadena aleatoria en la radio. Entre injusticias y genocidios me tomo el desayuno.
Sin más preámbulos me visto, me lavo los dientes y con mochila al hombro salgo por la puerta. Abandono mi hogar con el único deseo de que el día pase rápido para regresar a casa lo antes posible.

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