martes, 1 de abril de 2014

Flashback.

A veces siento como un pequeño flashback causado por mis sentidos y que mi subconsciente reconoce por haberlo experimentado antes, es infinitamente efímero, es como una gota de pasado que cohibidamente humedece este desierto, esta sequía emocional. Realmente no sé todavía como definirlo, quizás como un soplo de aire fresco, una ligera brisa que alimente mi ser. Como si un recuerdo se tomase la molestia de venir a visitarme, aunque solo sea por unos segundos y muy de vez en cuando...

Estoy convencido de que esta extraña sensación es capaz de mover montañas. Yo la he sentido, quizás el culpable fue un olor, un perfume, un susurro, una canción, una voz que oí a lo lejos y me recordó a la tuya, el simple hecho de verte cruzar a menos de un metro de distancia de mi, o el no saber reaccionar ante esta situación, quedarme inmóvil, como paralizado ante ese inesperado reencuentro fortuito. A veces el culpable... , a veces no hubo culpable. Quizás ese cúmulo de sensaciones que se esfumó tan rápido como me invadió, no haya sido más que producto de mi necesidad de sentir. Quizás la verdadera culpable sea la falta de afecto, de cariño. Es triste aunque bonito que mi corazón tenga que remontarse de forma precipitada al pasado para recuperar sensaciones y emociones que no siento desde entonces. 

Pero lo cierto, es que no poseo esa capacidad para rescatar antiguos sentimientos del pozo del olvido, es algo tan involuntario y bello, algo tan inoportuno y sorprendente... En su defecto he de admitir que esos dos segundos de gloria son especialmente íntimos pero se despide sin decir adiós, con un sabor amargo que te devuelve al presente azotándote con la decepción de una realidad actual distinta.

 Es extraño como la vida misma, y frustrante no poder dominar esta habilidad de mi cerebro, y más aun el ser incapaz de recordar esa experiencia a pesar de saber lo que era, porque la conozco, pero es como un romance prohibido, inexistente fuera de la ficción y de la clandestinidad de esta realidad.

Supongo que ocurre cuando menos lo esperas y más lo necesitas.
Fabián Sosa.




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