sábado, 16 de mayo de 2015

Poema - La nuit.

Cae la noche sobre la ciudad olvidada.
Y con ella el estrés y el ajetreo.
Solo quedan semáforos que cuentan
los segundos que quedan
para que amanezca
y vuelva a enloquecer
la ciudad olvidada.

Ya solo quedan comerciantes
cerrando sus negocios,
padres limpiando de la acera
la locura que nos deja el día,
y gatos que salen a contemplar
como la luna, tan grande y sola,
observa detenidamente
al borracho del parque.

Ya solo quedan putas y jonkies,
borrachos y gatos,
semáforos y currantes,
soledad y nostalgia.

Y la luna sigue
tan grande y sola.
Hasta que amanezca,
incondicional.
Ahí en el cielo,
fiel como un perro.
La luna.

jueves, 7 de mayo de 2015

Relato corto - "La esencia del café o de las personas."


    Café, somos granos de café. Nunca antes lo habías pensado, ¿verdad?. Yo tampoco...

    Y está bien, algunos somos productos del azar, es cierto, algún pequeño agricultor debió sembrar la semilla que fuimos sin intención de hacerlo, lo asumo. Pero ¿que me dicen de aquellos, que como algunos de ustedes, no son más que producto de la necesidad que creó el mercado?. ¡Qué triste!. Eres hijo del marketing. La maceta que te crió no es más que un vientre de alquiler, no la llames mamá. Ni siente, ni padece. A día de hoy tú no conoces la realidad, te arrebataron de tu suelo original, te transplantaron y ahora dime: ¿donde quedaron tus raíces?. No sabe, no responde. Ya te digo yo: olvidadas, buscando alguna planta a la que nutrir de valores. Pero sigue, sigue mirándome por encima del hombro...

    Mira a tu alrededor. Todo es estéril, artificial. Estás rodeado de cientos como tú, y todos dentro del mismo invernadero. Sois una explotación intensiva con meros fines económicos, tus papás te miran y en tus hojas no ven más que beneficio. Es por eso que te miman. Es por eso que te dan calor, eso sí, calor de lámpara, calor frío. Te alimentan con los mejores abonos, y esa manguera automática, te da de beber cada día a la misma hora. Pero recuerda, tus raíces están olvidadas, pudriéndose entre larvas, enterradas en la maceta que te dio la vida. Ahora sigue mirándome por encima del hombro...

    Yo, grano de café ecológico, probablemente no acabe dentro de un paquete entre granos selectos de la mejor calidad. Pero mírame, conservo mis raíces, me nutro día a día de realidad y conozco las inclemencias del tiempo. Y cuando acabemos diluidos en agua, sentirás que nada de todo el proceso al que has sido sometido ha valido la pena. Cuando notes un fuerte e inesperado soplido por tu espalda, proveniente del embudo del depósito de la cafetera y sientas que te precipitas por un sumidero, cuando te veas desatascando las sucias tuberías de una vieja casa a tu paso por ellas, entonces, y solo entonces desearás no haber renegado de tus raíces. Por ahora, puedes seguir mirándome por encima del hombro...

     Yo, para entonces ya habré paliado el sueño del poeta que se quedó escribiendo hasta tarde, o quizás me haya derramado sobre alguno de sus versos. O quizás haya acabado en la comisura de los labios de una bella mujer. O quizás haya servido de abono para la propia planta que me dio la vida. A saber...

    ¿Y ahora qué pasa? ¿Ya no te queda soberbia para mirarme por encima del hombro? ¿Dónde está aquella arrogancia? Ah, ya sé. Debió irse por el sumidero.

Fabián Sosa.