sábado, 16 de julio de 2016

Toy Story

No pienso ser más tu Woody, ni seguir prolongando esta Toy Story. No voy a quedarme aquí, en la estantería de los juguetes viejos, cogiendo polvo a la espera de que Andy decida coser mis heridas.

Saldré de aquí y seré libre, aunque tu nombre en mi suela acompañe cada pisada del camino que labre.

Hoy el viejo vaquero de tu colección cuelga el sombrero y entrega las armas. Me voy sabiendo que irme es la única manera de hacerte comprender lo que soy y lo que valgo.

Es probable que sientas el amargo sabor de la culpabilidad al ver como el juguete fiel que siempre estuvo contigo se va por la puerta de atrás mientras tu te dejas encandilar por la novedad supérflua de Kenes y Supermanes.

No sé lo que me depara ni que me espera allá donde vaya. Quizás otro dueño me cosa las heridas o quizá acabe dentro de una caja, aislado, como extraña pieza de coleccionista.

Lo que está claro es que en esta historia no seré más tu juguete, ni andaremos de la mano "hasta el infinito, ni mucho menos".

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