lunes, 12 de octubre de 2015

Poema - Vida II

Recuerdo cada beso que pudrió la cobardía
en esas noches clandestinas en las que
nos gritábamos con los ojos.

Sin embargo, las palabras
se nos atrancaban en la garganta
y parecíamos dos estúpidos
intentando congelar el tiempo.

Como si el tiempo tuviese tiempo
para pararse a esperarnos.
Como si la ciudad perdiese el vértigo
y la adolescencia fuese eterna.

Una mesa para dos.
Aunque ya sea tarde.
Cenemos cuando amanezca
y que la sobremesa se alargue.

Fabián Sosa


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